Grupos terapéuticos
Grupos terapéuticos de Habilidades Sociales (HHSS), Habilidades Comunicativas (HHCC), Autoestima y Gestión Emocional
Los grupos terapéuticos consisten en sesiones grupales con niños y adolescentes de edades similares, donde se les entrena en la adquisición de diversas estrategias psicológicas que contribuyen al bienestar emocional. Aprender estas estrategias en un grupo de iguales con características similares favorece el aprendizaje, enriquece el trabajo realizado en sesiones individuales, acerca a los contextos ecológicos y sociales, y se convierte en algo más motivador y estimulante; además, es una oportunidad para hacer nuevos amigos.
La práctica dirigida facilita la realización de las técnicas y estrategias trabajadas en un espacio donde los niños y jóvenes sienten el apoyo de sus iguales, aprenden a expresar sus sentimientos y se ayudan mutuamente.
Paralelamente, solicitamos la colaboración de las familias, protagonistas importantes en este proceso, informándolas de los contenidos trabajados y de las estrategias que pueden utilizar para ayudar desde el entorno familiar.
El equipo de psicólogos de la Fundación Instituto de Psicología estamos formados específicamente en Psicología Infantojuvenil. Tenemos una amplia experiencia en la dinámica de grupos con niños y adolescentes y organizamos y conducimos las sesiones. Los grupos están formados por un número reducido de participantes de edad similar.
-Se realizan sesiones quincenales de 90 minutos durante un período de 3 meses.
-Las familias reciben información sobre lo que se trabaja en el grupo y se les ofrece apoyo y orientación.
-Se realiza una sesión con las familias al principio del curso.
-Se garantiza la confidencialidad individual de cada caso.
-Nos coordinamos con las escuelas siempre que es necesario.
Los grupos de habilidades sociales se dirigen a niños y adolescentes que pueden mostrarse tímidos y sentirse incómodos en situaciones sociales, especialmente cuando tienen que defender sus derechos u opiniones. También están dirigidos a aquellos que tienen más tendencia a defender sus ideas sin tener en cuenta los derechos de los compañeros; se muestran ofensivos, poco tolerantes y tienen dificultades para aceptar el criterio del resto o negociar; también a aquellos que tienen dificultades para relacionarse y, a menudo, se ven inmersos en pequeños conflictos que generan sufrimiento y problemas de integración social.
El desarrollo de habilidades sociales sólidas favorece el proceso de socialización. Saber relacionarnos adecuadamente con otras personas influye de manera directa en la satisfacción personal, la autoestima y es uno de los factores más determinantes del bienestar emocional. Disfrutar de relaciones sociales gratificantes y tener al menos un buen amigo se ha descrito como un factor protector de problemas psicológicos. En consecuencia, el aprendizaje de las habilidades sociales es uno de los aprendizajes más relevantes que debemos hacer a lo largo de la vida.
Las personas con dificultades significativas en el manejo de las relaciones sociales pueden aprender estrategias para mejorar la interacción con sus pares. Trabajar estas estrategias en grupos de niños y jóvenes con características similares favorece y facilita la práctica de habilidades sociales en un entorno controlado y divertido, donde sienten el apoyo de sus iguales, aprenden a expresar sus sentimientos y se ayudan mutuamente. Al mismo tiempo, solicitamos la colaboración de las familias, protagonistas importantes en este proceso, informándolas sobre los contenidos trabajados y las estrategias que pueden usar para ayudar desde el entorno familiar.
Los grupos de habilidades comunicativas están dirigidos a niños y jóvenes con Trastorno del Espectro Autista (TEA) o Trastorno de la Comunicación Social (TCS). Estos niños y jóvenes se caracterizan por una alteración en el desarrollo de la competencia social debido a una afectación en el procesamiento de la información proveniente de estímulos sociales. Es por eso que los jóvenes con TEA muestran dificultades en la cognición social, la comprensión de contextos sociales, que se manifiestan en dificultades para iniciar una conversación o responder a los compañeros de manera apropiada, interpretar las señales no verbales, modular el contacto visual, ajustar la conducta al contexto social o comprender los puntos de vista y los sentimientos de los demás.
Las sesiones incluyen una parte de instrucción teórica y una parte práctica de representación de roles y ensayo de las habilidades aprendidas y, finalmente, una parte de retroalimentación para ayudarles a adquirir y practicar habilidades para fomentar las interacciones comunicativas positivas con sus compañeros en su entorno natural. A lo largo de las sesiones, utilizamos diferentes estrategias metodológicas para facilitar el proceso de aprendizaje de las nuevas habilidades.
Entre las técnicas que se utilizan destacamos:
– Apoyos visuales.
– El videomodelado y el modelado.
– El entrenamiento y la práctica dirigida.
– El juego de roles.
– El refuerzo positivo.
– El entrenamiento en “lectura mental”.
– Las historias sociales.
– Las historietas en forma de cómic.
Los grupos de autoestima están dirigidos a niños y adolescentes con dificultades para mantener un buen nivel de autoestima. Cuando no se sienten a gusto consigo mismos y muestran una sensibilidad extrema a cualquier corrección o realizan comentarios negativos o críticos sobre ellos mismos de manera sistemática, pueden desarrollar conductas de riesgo y afectar su estado de ánimo o sus relaciones.
La autoestima es la capacidad que tienen de valorarse y aceptarse a sí mismos. Se va construyendo desde la infancia y evoluciona y cambia a lo largo del desarrollo a partir de las experiencias vividas. Una buena autoestima repercute en la forma de interactuar con los demás, con el entorno y con nosotros mismos. Los niños y jóvenes con una buena autoestima se sienten más satisfechos consigo mismos, son más seguros en las relaciones sociales y tienen una mayor capacidad para enfrentar situaciones difíciles o problemáticas. Disfrutar de una buena autoestima se considera un factor protector de la psicopatología que contribuye a tener pensamientos y sentimientos más adaptativos y un buen estado de ánimo.
Tener una baja autoestima es una fuente de sufrimiento y se considera un factor de riesgo para desarrollar diferentes problemas psicológicos, como los trastornos del estado de ánimo, los trastornos de la conducta alimentaria, la ansiedad social y el consumo de sustancias.
Estos grupos están dirigidos a niños y adolescentes con problemas para controlar la ira, tolerar la frustración, saber cómo enfrentar situaciones difíciles o aceptar los errores. Frente a estas situaciones, pueden reaccionar con agresividad, sufrimiento o desesperanza.
El autocontrol emocional es la capacidad que nos permite controlar y gestionar de manera adecuada las emociones. Las emociones forman parte de nuestro día a día e influyen en la manera de pensar, las decisiones, los recuerdos, la comunicación con los demás y la forma de comportarnos y planificar el futuro.
Es fundamental que nuestros hijos e hijas adquieran habilidades para afrontar con éxito las dificultades y frustraciones que pueden encontrar en la vida cotidiana. La capacidad para reconocer, expresar, regular, entender y manejar las emociones propias y ajenas ayuda a adaptarse a las situaciones y es una parte importante de la inteligencia emocional.
Por lo tanto, favorecer la capacidad para sentir las emociones de manera adecuada y regularlas de acuerdo con las circunstancias contribuye al bienestar social, favorece el aprendizaje y las relaciones sociales.