Alteraciones de conducta
Las alteraciones conductuales suponen un estrés importante para las familias y son un factor de riesgo para el desarrollo normativo de niños y jóvenes.
Existen diferentes momentos evolutivos -entre los 2 y los 3 años y en la adolescencia- que se caracterizan por la presencia de conductas desafiantes y de desobediencia. En ocasiones, la gravedad de las alteraciones del comportamiento, la frecuencia y la intensidad de las conductas perturbadoras hacen que la gestión de estos niños y jóvenes sea realmente difícil. Ponen a prueba la capacidad parental de la familia y requieren de una intervención especializada que asesore y guíe a padres y madres en la intervención educativa. Paralelamente, es necesario ayudar a los hijos e hijas a autocontrolarse, gestionar sus emociones y mejorar su conducta.
A menudo, estos niños y adolescentes son etiquetados como mal educados y las familias sufren la incomprensión del entorno. Los estudios y la investigación constatan que existen trastornos conductuales que no dependen únicamente del sentido común a la hora de educar. En cambio, se relacionan con temperamentos difíciles de manejar que se presentan en forma de Trastorno Negativista Desafiante o Trastornos de Conducta, en los cuales es imprescindible una intervención temprana que dificulte la progresión hacia conductas delictivas, consumos de sustancias problemáticos o trastornos de personalidad antisocial.
La Fundación Instituto de Psicología ha colaborado en diversos proyectos de investigación que han estudiado las trayectorias evolutivas de estos niños y niñas y los tratamientos más adecuados. Estamos especializados, por lo tanto, en ayudar a las familias y a sus hijos e hijas a mejorar la conducta.